Es bastante probable que en el siglo XIX algún gaitero adoptara la flauta como instrumento secundario por su similitud con el tin whistle. Imagino que fue un proceso bastante natural: soy gaitero y también toco de vez en cuando el whistle porque la digitación es bastante parecida a la de la gaita y los temas los toco casi igual, si de repente aparecen en el mercado un montón de flautas traveseras muy baratas (la aparición de la flauta de Bohem fue desterrando poco a poco a la travesera de madera) y que además tienen la misma digitación que el whistle ¿por que no voy a comprar una de esas flautas si lo único que tengo que hacer es aprender a “soplar”? Supongo que algún gaitero pensó eso y debió empezar a tocar la flauta por lo que utilizaría la misma ornamentación que en el whistle, que a su vez sería igual o muy similar a la de la gaita.
O tal vez no fue así. Tal vez algún flautista aficionado interesado por la música tradicional o con algún músico en la familia decidió imitar lo que escuchaba.
A lo mejor se dieron las dos situaciones al mismo tiempo y poco a poco fue aumentando el número de flautistas hasta que, por inercia, el instrumento entró en la tradición. No está nada claro. Tendremos que esperar a que algún Profesor Bacterio invente la máquina para viajar en el tiempo.
Lo que sí está claro es que hoy en día nos encontramos con una técnica más o menos estándar asociada a un instrumento, la flauta, y tomada de otro, la gaita.
La ornamentación irlandesa puede ser bastante sencilla y complicada a la vez. Nos encontramos con una serie de adornos base cuya combinación da una larga lista de adornos con variaciones según el instrumento.
Pero ¿para qué sirve la ornamentación? En principio podría parecer que solo sirve para lo que su nombre indica: para adornar, para que un tema suene más bonito. Pero en realidad surge como una necesidad. Las gaitas tienen en común el flujo continuado del aire; existen unas cuantas gaitas, entre ellas la irlandesa, que son capaces de interrumpir voluntariamente este flujo, pero no nos compliquemos la vida, la gran mayoría de las gaitas no pueden, por lo que nos encontramos con un problema: ¿cómo separar dos notas de igual afinación? En un violín daríamos dos golpes de arco, en un instrumento de teclado pulsaríamos dos veces la misma tecla pero, en las gaitas existen unos movimientos rápidos de los dedos que producen una nota muy corta, tan corta que ni siquiera se tiene en cuenta métricamente, que se intercala entre las dos notas iguales produciendo una especie de corte o separación. (No sé si estoy mareando mucho la perdiz). Pero ya se sabe, al ser humano le gusta complicar las cosas y no tiene bastante con un solo adorno por lo que empieza a pensar y a probar hasta desarrollar unos sistemas de ornamentación muy complicados en algunos casos (por ejemplo toda la ornamentación utilizada en piobaireachd en gaita escocesa) que dejan de tener una utilidad simplemente práctica (en el sentido de separar notas iguales) y pasan a ser algo más, a integrarse en la técnica del instrumento como recursos para aumentar la calidad musical (y para complicarle la vida al músico la mayoría de las veces).
En cualquier tipo de flauta tenemos la ventaja de poder interrumpir el flujo de aire y separar notas iguales a voluntad ya sea utilizando la lengua, la glotis o directamente dejando de “soplar”. Pero los primeros flautistas optaron por la ornamentación para separar notas iguales en la mayoría de los casos por eso se utiliza muy poco la lengua para separar notas iguales.
Y como, hablando de temas musicales, una sonido vale más que mil palabras ahí os dejo una pequeña demostración: se trata de un fragmento del jig Connaughtman’s Rambles, primero sin adornos y separando las notas iguales con la lengua y después con ornamentación.
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